¡Por fin es viernes! Ah no, que como me salté el día de ayer, hoy ya es sábado... Qué jaleo tengo... La rutina de casa ha sido diferente. Ha dado tiempo para tomar un vermú y tomar un rato el sol en el balcón. Somos cinco, pero sólo tenemos cuatro balcones. Menos mal que nuca salimos todos a la vez.
Hoy he hecho yo la comida. Mafe ha estado limpiando la casa y se merecía un descanso. Ella cocina siempre, le gusta y además cocina muy bien. Ya iba siendo hora que, al menos por una vez, le librara yo de esa carga. Como Candela y Martina son vegetarianas, y yo no me apaño más allá de tortilla de patatas y pasta, he buscado en internet una receta de pasta para vegetarianos, y he escogido lo primero que ha aparecido. Incluía tofu, brócoli, setas, pimientos, ajos, lentejas, pimienta, zumo de limón y albahaca. Teníamos de todo en casa. He hecho tanta que no me cabía en la sartén. Se me ha desbordado por todos lados. Ha quedado fea. Sin embargo, me han dicho que estaba muy rica.
Por la tarde hemos visto una película infantil, Ratatouille. Martina se nos ha unido ya empezada, y Candela no lo ha hecho, tenía que leer un libro para la asignatura de Lengua. La foto que ilustra este post es de ese momento.
Pensaba que no sería necesario salir hoy. Sin embargo, cuando ha llegado el momento de la cena, hemos visto que nos faltaban algunos ingredientes para hacer pizza y he bajado al Carrefour a comprar. Me he encontrado con una cola tremenda, tan larga que, por primera vez, los aplausos de las ocho me han pillado en la calle. Acostumbrado a aplaudir desde el balcón, me he sentido extraño. Al principio me daba vergüenza aplaudir, me sentía como si estuviera fuera de mi zona de confort. Al cabo de un minuto me he sacudido esa vergüenza, y he aplaudido como siempre. Los sanitarios se lo merecen. Ha sido un momento hermoso.
Un días más confinados, un día menos para que esto acabe. #YoMeQuedoEnCasa
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