Ayer me preguntaba Martina, papá, ¿cuánto hace que no escribes el diario? Creo que tres días. ¿Y por qué no escribes? Porque no tengo nada que contar, todos los días son iguales. Y es cierto, lo son. Son tan iguales que ya no escucho las cifras sobre el coronavirua en España. Son tan iguales que lo extraordinario y novedoso es bajar a la calle a comprar el pan. Nos hemos acostumbrado de tal manera al encierro, que Daniela ha dejado de llenar las paredes del salón con sus dibujos, como hizo en las primeras semanas.
Hoy es domingo, no es que importe mucho. Cuando me he levantado me ha sorprendido muchísimo que la calle estaba en completo silencio y escuchaba cantar a los pájaros. Vivo en pleno centro de Madrid, y que yo recuerde, jamás los he escuchado cantar. Esto también es extraordinario.
He dormido muy mal. Me acosté tarde, tras ver con Martina "Los vengadores. Infinity war". Me acosté con sueño, y sin embargo, sobre las dos y cuarto me levantaba a tomar una pastilla. A pesar del cansancio, no conseguía que mi cabeza hiciera el habitual "click" tras el cual caigo en brazos de Morfeo. Supongo que estaba nervioso. Hoy es el gran día, 26 de abril, fecha marcada en el calendario según la cual voy a poder dar un paseo de una hora con Daniela, de cuatro años.
Tengo otras dos hijas, Candela de dieciséis, y Martina de catorce. Ellas no pueden salir conmigo, no cumplen con la categoría de "menores de catorce años". Están muy fastidiadas, deseaban salir, mucho más que Daniela, que sólo sale bajo la promesa de un helado (a ver cómo consigo mantener mi promesa...) Hace días que me pregunto cuál ha sido el criterio por el cual el gobierno de España ha establecido el límite en los trece años. He oído al gobierno decir que los niños de catorce años en adelante pueden salir a hacer los recados contemplados en el R.D del 14 de marzo. En mi casa hemos decidido que si alguien se debe exponer, sea siempre el mismo, yo.
Nuestra constitución establece la mayoría de edad en los dieciocho años. A partir de esa edad una persona goza de plena capacidad para obrar, y se la considera lo suficientemente madura para votar. Los menores de dieciocho años son considerados menores de edad, dependientes de sus padres o tutores legales. ¿Por qué no haber establecido el límite en los dieciocho años, siguiendo los criterios de la constitución?
El paseo ha sido un lujo. Hoy ha salido el sol en Madrid, y ha sido un gustazo pasear en estas condiciones. Debo felicitar a Daniela. Se ha portado de maravilla, como una niña mayor. Ha paseado cogida de mi mano casi todo el tiempo, sin quitarse la mascarilla. Cuando no lo ha hecho, no se ha separado de mí. Llevaba tan aprendido que no podía tocar nada, que no lo ha hecho. Nos hemos excedido en quince minutos del tiempo permitido. Es difícil controlarlo cuando paseas con una niña de cuatro años. El ritmo, al principio, era mayor que al final del paseo.
Mis compañeros de La calle Es Nuestra me comentan que han salido en lso telediarios imágenes de lugares de España en los que no se han respetado las normas para la salida de los niños. Debo decir que en mi paseo por el centro de Madrid (calle Huertas, Plaza Santa Ana, Puerta del Sol, Plaza Mayor y vuelta a casa), la gente ha sido muy cívica. Pocas familias, pocos niños, y todos respetando las distancias y comportándose muy bien.
No he podido mantener mi promesa a Daniela. Sólo estaban abiertas la farmacias. No ha habido helado.
La foto que ilustra este post es de las 13:15h de hoy. Daniela y yo con nuestras mascarillas en primer plano. Mafe y Martina despidiéndonos desde el balcón.
Un días más confinados, un día menos para que esto acabe. #YoMeQuedoEnCasa
El paseo ha sido un lujo. Hoy ha salido el sol en Madrid, y ha sido un gustazo pasear en estas condiciones. Debo felicitar a Daniela. Se ha portado de maravilla, como una niña mayor. Ha paseado cogida de mi mano casi todo el tiempo, sin quitarse la mascarilla. Cuando no lo ha hecho, no se ha separado de mí. Llevaba tan aprendido que no podía tocar nada, que no lo ha hecho. Nos hemos excedido en quince minutos del tiempo permitido. Es difícil controlarlo cuando paseas con una niña de cuatro años. El ritmo, al principio, era mayor que al final del paseo.
Mis compañeros de La calle Es Nuestra me comentan que han salido en lso telediarios imágenes de lugares de España en los que no se han respetado las normas para la salida de los niños. Debo decir que en mi paseo por el centro de Madrid (calle Huertas, Plaza Santa Ana, Puerta del Sol, Plaza Mayor y vuelta a casa), la gente ha sido muy cívica. Pocas familias, pocos niños, y todos respetando las distancias y comportándose muy bien.
No he podido mantener mi promesa a Daniela. Sólo estaban abiertas la farmacias. No ha habido helado.
La foto que ilustra este post es de las 13:15h de hoy. Daniela y yo con nuestras mascarillas en primer plano. Mafe y Martina despidiéndonos desde el balcón.
Un días más confinados, un día menos para que esto acabe. #YoMeQuedoEnCasa