viernes, 27 de marzo de 2020

Diario #YoMeQuedoEnCasa 26/03/2020

El encierro obligatorio continúa, y lo que nos queda aún... Pero la vida no para, y como comentaba ayer, la vida familiar prosigue con los quehaceres y actividades diarias. Empezamos a conocer casos de gente querida con familiares afectados por coronavirus. Me veo en la obligación de mantener la calma, y de aplicar un poco de tranquilidad a las personas alrededor mía que quizás sean más vulnerables al desazón y desaliento. No podemos entrar en pánico. El pánico es irracional y nubla los sentidos. Si perdemos la razón, perdemos la batalla, y no nos lo podemos permitir.

Aunque quizás nos hayamos abandonado un poco durante este encierro, en el sentido que la casa está más revuelta de lo habitual, con papeles y pinturas por todos lados, juguetes en el suelo, total, ¿para qué vamos a recoger si mañana será todo igual?, no olvidamos los buenos momentos que estar en casa todos juntos tiene esta pandemia obligatoria. Habitualmente soy yo el que acuesta a Daniela. Para mí, es el mejor momento del día. Mi princesa está cada día más cariñosa, y ese último momento del día suele ser una delicia. Me derrito cuando me dice: "papi, ¿me abrazas?" Siempre vemos a oscuras un capítulo de cualquiera de sus series favoritas de Netflix, iluminados únicamente por la luz proveniente de la pantalla del tablet. 

Ayer Daniela vio demasiados dibujos, por lo que, en vez de la tablet, anoche le propuse contarle un cuento. Ella accedió de inmediato. Esta foto da testimonio de ese momento. La foto la hizo mi hija Candela. Yo se lo pedí. Siempre soy yo el que hago las fotos. Ayer no podía, estaba ocupado. No quise que esta imagen se quedara en la memoria, la quería para siempre.


Foto Candela Rodríguez

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